En primer lugar la obra busca definir como nuestra legislación vigente regula la aplicación de normas penales cuando estas entran en situación de conflicto, lo que en doctrina se conoce bajo los títulos de concurso real, ideal  y aparente de delitos, ello a fin de dotar al lector de los instrumentos necesarios para la comprensión del análisis posterior.
En segundo lugar, buscamos establecer un concepto amplio –no necesariamente jurídico- de “terrorismo”, a partir del cual nos permitiremos individualizar los elementos que le son fundamentales, con miras a plantear una definición restrictiva y jurídicamente relevante del mismo. Es en este contexto que definimos si el delito terrorista constituye o no un delito político, así como las consecuencias de una respuesta negativa o positiva a la cuestión.
En el tercer capitulo se efectúa un análisis del tipo básico terrorista, centrando el interés en los principios que rigen su aplicación especifica con los tipos habidos en la legislación común. Es precisamente en este capitulo donde determinamos el bien jurídico protegido por la norma. Esta tarea no estuvo extensa de dificultades si consideramos que nuestro legislador hizo uso de una noción pervertidora de Bien Jurídico, caracterizada por la vaguedad e imprecisión. El principal objetivo de la obra es demostrar que la sola exigencia de “crear un estado de zozobra, alarma o terror en al población o e un sector de ella”.