El libro analiza un aspecto generalmente postergado en las políticas de desarrollo, cual es el de la manera en que la población de una región elabora categorías mentales para entender su realidad y actuar sobre ella.  Nos invita a tomar en serio el pensamiento mítico, como un lenguaje coherente que tiene su propia lógica y que ha sido el instrumento conceptual del campesinado, permitiéndole, aun dentro de todas las vicisitudes históricas generadas por la conquista y la dominación colonial, mantener el control de sus relaciones sociales y orientar sus actividades de producción.

La obra propone un enfoque histórico y cultural del desarrollo regional, contribuyendo al debate sobre lo que constituye precisamente una de las áreas temáticas del Grupo de Estudios para el Desarrollo. El trabajo no tiene la pretensión de dar orientaciones prácticas de aplicación inmediata, pero abre una perspectiva que, si fuera asimilada por los agentes de desarrollo, permitiría evitar muchos errores en el trabajo con el campesinado de la sierra.