La obra comienza haciendo una serie de preguntas, las cuales con el transcurso de las páginas van siendo contestadas de manera amplia y detallada, estás son: ¿Qué es lo que la democracia ofrece para detener la embestida? ¿Cómo llegar a las conciencias invadidas por el resentimiento y la frustración? ¿Cómo impedir la alianza terrorífica y ciega de los oprimidos? ¿Cómo dar rostro acogedor y paternal a esta democracia obligada a defenderse a dentelladas?
Muchas interrogantes implícitas en el devenir político que pocos se atreven a mirar con indiferencia y mucho menos con optimismo. La clase política, los intelectuales, la elite pensante comienza a ser conciente de la dinámica subversiva y a entender silencios y vacíos que cobijan toda la gama de realidades que se descubren paso a paso. La caja de Pandora deja salir genios y geniecillos, espíritus malignos y de los otros, además de, una densa neblina que desconcierta, obnubila o enceguece.
Ante ella están los políticos y la sociedad en su conjunto en sus propios recintos buscando algo que ofrecer además de la defensiva y sangrienta represión o del discurso tranquilizador.