Si bien la experiencia peruana en torno a Sendero Luminoso ha demostrado que una respuesta inadecuada del estado, basada fundamentalmente en una represión indiscriminada y en la conculcación de derechos y libertades, puede terminar ayudando al terrorismo en el cumplimiento de sus objetivos, la manera en que se debe de combatir el terrorismo constituye todavía una materia en disputa, puesto que durante los años del régimen de Fujimori, se construyó y difundió una versión oficial distorsionada, que se mantiene arraigada en las idades y en la población en general.

Las restricciones a los derechos humanos aprobadas recientemente por el gobierno de los Estados Unidos son malas señales para los países de la región y algunos sectores itarios están empleando este nuevo escenario regional para poder generar políticas que se pensaban superadas, inclusive en asuntos no directamente relacionados con la lucha contra el terrorismo. Sin embargo, hubo también cierto consenso en que la situación no es solamente un reto, sino una oportunidad.

Estamos así ante la necesidad y oportunidad de demostrar que la vigencia de libertades y de derechos no está reñida con la búsqueda de eficacia en el combate frente al terrorismo. Es por eso que resulta fundamental la existencia de un movimiento que al mismo tiempo que defiende libertades y derechos tenga un compromiso activo en relación a la lucha contra el terrorismo.