El texto se organiza en dos partes. La primera concentra dos niveles de síntesis teórica a partir de una propuesta que combina los enfoques clásicos, cuyos es dan sustento a una serie de juicios que el  propondrá para una mejor comprensión de ciertos conceptos y también para el manejo apropiado de los datos presentados en este trabajo. Pero mas allá de estas consideraciones, la primera parte condensa algo fundamental de todo el texto, sin el cual resulta imposible comprender los hechos de Mayo de 1992. Se trata del contexto socio histórico; es decir, por un lado se advierte el avance del proceso insurgente y, por otro, la respuesta estatal.
La segunda parte concentra su atención en la historia –descriptiva por momentos, valorativa en otros- de los sucesos producidos en el penal de máxima seguridad en el Penal de Castro Castro en mayo de 1992. El relato final incluye también algunas reflexiones sobre el mito, la moral y la mediación.
Sobre todo, la obra tiene como referente una experiencia personal, sumamente dramática, vivida desde los momentos previos a la matanza hasta el oprobioso encierro bajo la modalidad de “aislamiento celular” que vino después de mayo de 1992. Recluido en aquella prisión por espacio de dos años y siete meses, acusado injustamente de “terrorista” el  permaneció allí hasta el día que recupero la libertad dictada por un “tribunal sin rostro”